59. SEVILLA ESTE
( emitido el sábado, 20 de Octubre de 2007 en Protagonistas Sevilla -Punto Radio, 93.0 F.M.)
Buenas tardes, al este de Sevilla hay un barrio joven, pujante, una nueva tierra prometida que comenzó a principio de los años 80, y que bien visto, parece una urbanización de costa moderna sin campo de golf, ¡y quién lo necesita! En su lugar, Sevilla Este fue pionera en la ubicación de los primeros hipermercados, que ya forman parte de nuestros hábitos de consumo. Grandes avenidas para pasear, y un carril bici casi terminado que lo une con el resto. Se trata de un barrio autosuficiente que con el tiempo acabó uniéndose con Alcosa, el Far West, la última frontera.
Modernos bloques de oficinas en alquiler, y en su arteria central, la joya de la corona, un edificio en el que se pusieron muchas ilusiones, porque Sevilla necesitaba un lugar así, y su ubicación no pudo se más acertada. Los sueños de una ciudad pujante están enterrados en los cimientos de ese edificio de moderna, pero serena arquitectura, muy del gusto de la ciudad. Y en su cúspide, tres pequeñas esferas para rematar una cúpula dorada, que en días de tormenta desliza pequeños arroyos que se canalizan para acabar saliendo de las bocas de fantasiosas gárgolas en cerámica, todas diferentes.
Pero nuestro Palacio de Congresos se hizo pequeño para albergar las necesidades de una ciudad orgullosa que sólo reclama sin complejos aquello que le corresponde por importancia en población, y como capital de Andalucía. Políticos de todo color cortejaron este edificio prometiendo su ampliación, desde el anterior gobierno del P.P. hasta los embustes de nuestro presidente Zapatero, que en Triana, un domingo de mayo, en puertas de las elecciones locales, se dio un baño de multitudes y de mentiras. Alfredo sonreía, y no cabía de gozo cuando nuestro presidente tomó la palabra para decirle:
Quiero anunciarte, Alfredo, que el gobierno va a participar en el proyecto de ampliación del Palacio de Congresos para que sea un Palacio de Congresos de España y del mundo, porque Sevilla le ha dado, le da y le dará mucho prestigio a España.
A imaginar los aplausos y la tranquilidad que le quedó a nuestro alcalde al oír estas palabras: sólo faltaba que con un gobierno amigo en Madrid no se consiguiera alguna partida para este proyecto imprescindible y aplazado de forma sangrante durante tanto tiempo. Pues ni un euro se ha destinado en los Presupuestos Generales del Estado para su ampliación e inversiones muy por debajo de la importancia de Sevilla. ¿Hasta cuándo vamos a pagar el regalo envenenado de la Expo’92?
Me remito a la infancia y su noble sentido de la verdad y la justicia. Todos sabemos que no hay nada peor que un padre le prometa algo a su hijo y luego no lo cumpla. Con toda razón, veremos al hijo, con lágrimas en los ojos y cargado de rabia decirnos:
-¡Papá, tú me lo prometiste, eres un mentiroso, no voy a volver a creerte nunca!
Pues que Zapatero no tenga la desvergüenza de tratarnos como a ese niño.
( emitido el sábado, 20 de Octubre de 2007 en Protagonistas Sevilla -Punto Radio, 93.0 F.M.)
Buenas tardes, al este de Sevilla hay un barrio joven, pujante, una nueva tierra prometida que comenzó a principio de los años 80, y que bien visto, parece una urbanización de costa moderna sin campo de golf, ¡y quién lo necesita! En su lugar, Sevilla Este fue pionera en la ubicación de los primeros hipermercados, que ya forman parte de nuestros hábitos de consumo. Grandes avenidas para pasear, y un carril bici casi terminado que lo une con el resto. Se trata de un barrio autosuficiente que con el tiempo acabó uniéndose con Alcosa, el Far West, la última frontera.
Modernos bloques de oficinas en alquiler, y en su arteria central, la joya de la corona, un edificio en el que se pusieron muchas ilusiones, porque Sevilla necesitaba un lugar así, y su ubicación no pudo se más acertada. Los sueños de una ciudad pujante están enterrados en los cimientos de ese edificio de moderna, pero serena arquitectura, muy del gusto de la ciudad. Y en su cúspide, tres pequeñas esferas para rematar una cúpula dorada, que en días de tormenta desliza pequeños arroyos que se canalizan para acabar saliendo de las bocas de fantasiosas gárgolas en cerámica, todas diferentes.
Pero nuestro Palacio de Congresos se hizo pequeño para albergar las necesidades de una ciudad orgullosa que sólo reclama sin complejos aquello que le corresponde por importancia en población, y como capital de Andalucía. Políticos de todo color cortejaron este edificio prometiendo su ampliación, desde el anterior gobierno del P.P. hasta los embustes de nuestro presidente Zapatero, que en Triana, un domingo de mayo, en puertas de las elecciones locales, se dio un baño de multitudes y de mentiras. Alfredo sonreía, y no cabía de gozo cuando nuestro presidente tomó la palabra para decirle:
Quiero anunciarte, Alfredo, que el gobierno va a participar en el proyecto de ampliación del Palacio de Congresos para que sea un Palacio de Congresos de España y del mundo, porque Sevilla le ha dado, le da y le dará mucho prestigio a España.
A imaginar los aplausos y la tranquilidad que le quedó a nuestro alcalde al oír estas palabras: sólo faltaba que con un gobierno amigo en Madrid no se consiguiera alguna partida para este proyecto imprescindible y aplazado de forma sangrante durante tanto tiempo. Pues ni un euro se ha destinado en los Presupuestos Generales del Estado para su ampliación e inversiones muy por debajo de la importancia de Sevilla. ¿Hasta cuándo vamos a pagar el regalo envenenado de la Expo’92?
Me remito a la infancia y su noble sentido de la verdad y la justicia. Todos sabemos que no hay nada peor que un padre le prometa algo a su hijo y luego no lo cumpla. Con toda razón, veremos al hijo, con lágrimas en los ojos y cargado de rabia decirnos:
-¡Papá, tú me lo prometiste, eres un mentiroso, no voy a volver a creerte nunca!
Pues que Zapatero no tenga la desvergüenza de tratarnos como a ese niño.
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