sábado, 10 de noviembre de 2007


62. MASCOTAS Y OTROS BICHOS

(emitido el sábado, 10 de noviembre de 2007 en - Protagonistas Sevilla-Punto Radio -93.0 F.M.-)

Buenas tardes, hoy hablamos de mascotas y animales callejeros. Cierto es que vivimos en una sociedad tan rara, que la gente cada vez tiene animales de compañía más extraños: iguanas, arañas, serpientes (puede que el jefe sea una alimaña, pero no cuenta). Afortunadamente, perros y gatos siguen siendo unos clásicos.
Mientras el gato casero difícilmente sale del umbral de la puerta, los silvestres escogen muy bien su hábitat: cerca del hombre, pero sin mezclarse. Así, se les ve en gran número de solares y casas abandonadas, de las miles que disfruta esta ciudad gracias a su ayuntamiento y a la desidia de sus dueños. Causa una gran pena contemplar el estado de abandono con que el Ministerio de Defensa tiene siete casas de estilo inglés junto al puente de San Bernardo. Allí han encontrado su hogar decenas de gatos entre la maleza de lo que antaño fueron jardines.
Por supuesto, que entre tanta cochambre podrían buscar su alimento sin problemas, incluso contribuirían al descenso del número de ratas. Pero no es así por una caridad mal entendida: ciertas almas piadosas, pensando que estos animales son unos desvalidos, les acercan platos repletos con agua y pienso para gatos. Con tantas facilidades, los felinos se hacen más flojos –algo similar pasa en la especie humana con algunos subsidios-. De cazar ratas, ni hablar; puede que hasta compartan el pienso con los roedores.
Los perros son animales más dependientes del hombre. Los callejeros, cada uno busca su compañía como puede, y no es raro verlos vigilando obras. Y sobre los caseros, observamos su presencia en la calle a ciertas horas, justo cuando salen a hacer sus necesidades. Vamos mejorando en civismo a la hora de recoger las caquitas: cada vez resulta más normal encontrar a ciudadanos de toda condición con sus bolsas para recoger excrementos. Siempre hay excepciones llamativas, como aquella señora mayor que paseaba por la ronda de Capuchinos hace dos semanas. Su chucho defecó en medio de la acera. Observo con satisfacción cómo la buena mujer echa mano al bolso para coger un paquete de Clínex, y acto seguido, procede a limpiarle el culo al perrito dejando las cacas en medio de la acera.
Poniéndonos ahora en el lugar del perro, éstos deberían contar con más espacios de esparcimiento reservados para ellos en parque públicos, como ya ocurre en La Buhaira o la Glorieta de las Cigarreras. Y por favor, seamos humanos: el animal no tiene la culpa. Si ven a un perro haciendo de vientre, no lo reprendan a él, sino al dueño que inmediatamente no recoge sus excrementos, ése sí que es un mal bicho.

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