domingo, 3 de junio de 2007

32.CABALGATA


(emitido en Punto Radio -93.0 FM- Protagonistas Sevilla el 13 de enero de 2007)


Saludos desd el camino. Para el nuevo año, mis más sinceros deseos de que alguno de nuestros propósitos alcance el mes de febrero. Por fin pasaron las fiestas navideñas con sentimiento agridulce, kilos de más y cartera vacía. Como siempre, la Cabalgata delAteneo de Sevilla sirve como brillante colofón a estos días. Por supuesto, El Caminante salió a contemplar su recorrido por distintos puntos de nuestra ciudad, como el Parque de María Luisa o la Avenida Luis Montoto. Y ya que su rastro se pierde en Oriente, a toro pasado, para que no se me acuse de aguafiestas, bien cabría hacer algunas matizaciones sobre el cortejo.

Un año más, y en cualquier lugar del recorrido, contemplar las carrozas se convierte en un peligroso espectáculo por la ingente cantidad de caramelos que tira todo miembro del cortejo: reyes, caballistas, pajes, músicos, personajes variopintos, beduinos. Ya va siendo hora de poner freno al desolador panorama de calles empedradas literalmente con tantos miles de caramelos por el suelo que nadie se esfuerza en recoger ante la incapacidad de hacer tanto acopio de éstos. Encima, subyace tras esta práctica una lamentable filosofía del derroche e inútil despilfarro que nada tendría que ver con la Navidad.

Si algo caracteriz a a Sevilla es el gusto y mesura que pone en la organización de sus fiestas mayores, y bien que debería aprender el Ateneo en este aspecto.

En relación con las carrozas, mención especial merecieron algunas como Narnia o Harry Potter, un simpático y familiar Quijote, un logradísimo Juan Ramón Jiménez, aún sin burro, o la genial interpretación del dueño de la fábrica de chocolate que tanto gustaba a Charlie.

Todo transcurría con normalidad hasta que llegó la penúltima carroza, la de los pajes del rey Baltasar. Y allí que iba Rsisitas saludando a los asistentes, gritando "cuñao" , amén de otras exquisiteces, y olvidando que estaba contratado como paje de Su Majestad el rey Baltasar. Encima, en ambos laterales de su carroza, unas gigantescas pantallas de televisión reflejaban a los viandantes confundiendo la cabalgata de los Reyes Magos del Ateneo con la caravana de Carlinhos Brown.

Para remate, llegó la carroza del rey Baltasar repleta de láseres verdes y humitos; eso sí, con el detalle de lanzar octavillas con cuentos infantiles. Pero todo ello, aún discutible, no hubiera estado mal si fuese una novedad común a las carrozas de sus tres Majestades de Oriente, menos en este año.

Parece que un Loco que debió quedarse en su Colina quiso dar la nota, llamar la atención, transgredir con una estética kitch híbrida entre discoteca cutre y desfile de drag queen. En fin, perdió el Ateneo y perdió toda Sevilla, no acostumbrada a semejantes exhibiciones de mal gusto, y mucho me temo lo peor en futuras ediciones.

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