domingo, 3 de junio de 2007


37. ALCOSA

(emitido en Punto Radio -93.0-, Protagonistas Sevilla el 17 de febrero de 2007)

Muy buenas tardes. Hoy nuestro discurrir comienza en la periferia. Mucho antes que Paco el Pocero, al Este de Sevilla, ya hubo un constructor en los 60 que planeó una barriada a imagen y semejanza de su tierra valenciana: estamos hablando del Parque Alcosa: todas sus calles rememoran precisos lugares geográficos del Levante. Incluso, la parroquia del barrio está dedicada a Nuestra Señora de los Desamparados, patrona de Valencia.
Domina en el barrio la cercana presencia del aeropuerto. Por ello, al contemplar la homogénea arquitectura de los bloques, todos ellos coronados con tejas, no será difícil avistar la panza de un avión iniciando maniobras de aterrizaje.
Nos llama especialmente la atención su mercadillo de los domingos y la variedad de razas y acentos que pululan por sus calles.
Ya va siendo hora justa de acercarnos a cualquiera de sus espléndidos bares escondidos en plazas interiores ajardinadas. Sentado en mi velador escucho a dos parroquianos debatir. Llevamos un año de Ley Antitabaco, y aún aceptando lo malo que es el vicio y cómo en este caso las auténticas víctimas siempre hemos sido los fumadores pasivos, no deja de producirme pena el frío que están pasando las criaturitas fumándose el cigarrito de media mañana a las puertas de sus trabajos.
Aviso a navegantes: el próximo objetivo es la obesidad. Váyanse ustedes olvidando de los serranitos con papas fritas, y de la cerveza, ya ni hablamos. Nuestra ministra de Sanidad afirma que la mitad de los españoles estamos muy gordos, y que eso no puede ser. Y vaya usted a saber si quiere copiar la idea británica de no cubrir el gasto sanitario de los obesos. De momento, los chinos ya no dejan adoptar a padres gordos. Y qué tendrá que ver, ¿acaso se piensan que nos vamos a comer a las niñas que ellos abandonan en fétidos orfanatos?
Poco a poco, y muy sibilinamente, nos vamos aproximando al Mundo feliz: nuestra Administración velará por todo: que no fumemos, que no engordemos, y por supuesto, que les votemos. De aquí a unos años, los fumadores serán proscritos, los gordos, una aberración contra la salud y las buenas costumbres, y los feos, que se mueran directamente los feos.
Mientras llega ese momento, y desde un precioso y escondido velador de Alcosa, cuya situación no desvelo para no ser detenido, observo a la gente fumar mientras me sirven un gigantesco secreto ibérico con guarnición y su jarra de cerveza. Encima, estoy rodeado de gente muy fea, como yo. Hay que estar preparados para organizar la resistencia.

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