domingo, 3 de junio de 2007


39. PARQUE Y BUSTOS.

(emitido en Punto Radio -93.0 FM-, Protagonistas Sevilla, el 3 de marzo de 2007)

Muy buenas tardes. No podía ser de otra forma: hoy hablamos del parque de María Luisa, desde esta mágica y singular plaza de España, siempre en eterna restauración. Dejamos a un lado aquello del marco incomparable, la primavera en Sevilla, el beso en el monte Gurugú y comencemos nuestro paseo semanal.
Llegamos a la Glorieta de los Pájaros. Por fin regresaron algunos patos al lugar, y vemos mucha gente joven paseando, con niños. También, un carrito rebosante de chucherías, con sus bolsas de altramuces, gusanitos y otras exquisiteces para la infancia. Lo regenta un señor mayor de gesto serio y trato exquisito. De uno de los extremos de su negocio cuelga un viejo transistor del que asoma un alambre retorcido haciendo la función de antena. Nuestro hombre ríe escuchando El Jardín de los Bonsáis. Se respira un aire limpio, mucha tranquilidad.
Continuamos sin rumbo fijo nuestro paseo entre bicicletas, jubilados, turistas y sobre todo, árboles orgullosos y tranquilos, sabedores de que en este espacio es muy difícil que llegue algún técnico municipal que los declare enfermos o molestos para la repavimentación de una calle con un nuevo acerado.
Dos sobrios bancos recubiertos por azulejos azules enmarcan el busto de Dante Alighieri en su glorieta. Invitan a sentarme en ellos. Sigo observando gente sencilla que pasea en paz. Acaban de pasar dos muchachos montados en bicicleta, cada uno lleva una camiseta de uno de los dos clubes de fútbol de nuestra ciudad. Charlan afablemente.
Me acerco al busto de Dante. Reflexiono sobre la utilidad de éstos. Hay bustos que los erige el pueblo en recuerdo de celebridades: son expuestos a perpetuidad en el más bello rincón de una villa, para que conste el respeto y admiración que siente el pueblo hacia estas celebridades. Muy cerca de aquí, en el centro de su monumento se encuentra el que Sevilla brindó a su más insigne poeta: Gustavo Adolfo Bécquer.
Otros bustos, en cambio, son erigidos por mecenas para perpetuar su poder o megalomanía. Incluso, a veces se convierten en armas de combate, donde ciertos personajes que representan las más altas esferas del poder de dignísimas entidades - dígase clubes de fútbol- se enzarzan en vendettas sin saber que por el liderazgo que ejercen en la sociedad, pueden influir en algunos salvajes aún más descerebrados que ellos. Al infierno de Dante Alighieri mandaba yo directamente a las directivas de los dos clubes de esta ciudad sin distinción, que dimitan de todos sus cargos y que no aparezcan más por ningún campo de fútbol.
Continúo mi caminar por este lugar único como la inmensa mayoría de mis paisanos: gente sencilla que pasea, vive y siente esta ciudad en paz.

No hay comentarios: