domingo, 3 de junio de 2007


41.PINTADAS

(emitido en Punto Radio -93.0 FM-, Protagonistas Sevilla, el 17 de marzo de 2007)


Buenas tardes, hoy contamos con una ocasión perfecta para callejear por el centro. Nuestra intención es detenernos en la belleza de sus edificios. Desde la calle Orfila desemboco en José Gestoso. No sé hacia dónde centrar mi vista, porque toda la calle está infestada con pintadas, es decir, grafitis en moderno. El fenómeno llega a ser sangrante: de nada le sirve a los sufridos comerciantes y vecinos de esta ilustre vía borrar los garabatos. Al día siguiente volverán a actuar estos artistas modernos de la incultura amparados en la impunidad municipal.
Si llegamos a la plaza de San Andrés, observaremos cómo se han cargado literalmente la fachada de la iglesia con una pintada que dice:
Por una vivienda digna.
Y me pregunto qué clase de vivienda puede merecer alguien que atenta a sabiendas contra el patrimonio monumental de su ciudad. A escasos metros de esta barbarie, llegamos a la calle Atienza. Preside la acera derecha un gran muro pintado en marrón oscuro. Se pueden contar una treintena de grafitis aún frescos.
Todavía habrá alguien que me acuse de exagerado, y que pida condescendencia con este fenómeno de chavales expresando su creatividad. Por supuesto: en la calle Alhóndiga, en la fachada lateral del bar Ajoblanco, leemos una de estas pintadas, que literalmente dice:
A que jode?
Sinceramente, no sé qué mensaje subliminal subyace en el eslogan de este creativo urbano.
Siguiendo el rastro grafitero, llego al convento de la Hermanitas de la Cruz: otro artista gráfico ha desparramado a brochazos un cubo de pintura negra. Cambiamos de arte. Un músico ha pegado en las tapias de este mismo convento un cartel con la silueta de un guitarrista a tamaño natural anunciando una web que se llama Tocatealgo. com
-¡tócate las pelotas!, con perdón de la feministas.
Y yo, sencillamente no entiendo cómo puede ocurrir esto, cómo ninguna autoridad municipal pone freno a esta degradación que sufre nuestra ciudad.
Cuando no se quiere actuar en un terreno por miedo a perder votos o parecer demasiado autoritario ante cierta juventud –y no tanto-, desembocamos en la impunidad más degradante, hasta que la situación llega a ser tan vergonzosa que no queda más remedio que reconducirla desde sus orígenes. Recuérdese el tema de la movida: más tarde que temprano tuvo que llegar la cordura en forma de Ley Antibotellona.
Urge una Ley antipintadas. Habilítense espacios para los que quieran pintar sin molestar, como ya ocurre con los muros de las obras. Y por otra parte, deténganse in fraganti a todos los salvajes arruinafachadas del bote de spray. Comuníquese a sus padres si son menores, y todos, en sentencias rápidas, o trabajos sociales, o a encalar fachadas hasta que queden como una patena.
Y que todo ello se haga ya, no vaya a ser que Los del Río tengan que cambiar su Sevilla tiene un color especial, añadiéndole una coletilla que diga:
el color de la pintura en spray.

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